EL MISTERIO DE LA PIEDAD
(RVA60 - 1ª Timoteo 3:16) “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.”
(Traducción Griego a Español - 3:16) y - indiscutiblemente - grande - es - el - de el - bien-reverenciar - misterio - Quien - fue hecho manifiesto - en - carne - fue declarado recto - en - espíritu - fue visto - a mensajeros - fue proclamado - en - naciones - fue creído - en - mundo - fue tomado hacia arriba - en - esplendor
En otras versiones se utilizan las frases: “Quien fue hecho manifiesto en carne”, “Él ha sido manifestado en la carne”, “Él fue manifestado en carne”, “el cual fue manifestado en carne”, “que manifestado fue en carne”, “Que se ha manifestado en la carne”, “Aquel que fue manifestado en la carne”, “Él* se manifestó en la carne”, etc.
¡En cualquier caso, siempre se está refiriendo a Dios, al único Dios verdadero!
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Leo clarísimamente, que las Escrituras, dicen: “Dios fue manifestado en carne”. De una manera muy clara y directa, dice: “Dios”. El único Dios, Padre Eterno (Isaías 9:6), fue manifestado en carne, conforme al Propósito Eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor (Efesios 3:11), de rescatar a la humanidad del pecado y de la muerte. Francamente, no entiendo, como hay algunos o muchos cristianos, que no han entendido esto. Tal es así, que el diablo se ha preocupado, que en esto no halla unidad de doctrina. Dentro de la llamada Cristiandad, existen algunas corrientes de interpretación: Un solo Dios el Padre y la Deidad en Cristo (la única doctrina bíblica); Unitarismo (Ejemplo: Judíos, Musulmanes y Testigos de Jehová); Unicitarismo (Dios en tres manifestaciones: Como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo – algunas iglesias Pentecostales); Trinitarismo (Dios en tres personas – Iglesia Católica Romana y sus hijas (Ortodoxa, Anglicana, Luterana, Protestantes, Evangélicas, etc) y Politeísmo Trinitario (Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo).
Respecto del trinitarismo, decir, que en el futuro, el Maligno, consumará su obra perfecta del “ecumenismo”, y lo hará por medio de esta doctrina de la Trinidad, que como dije en el párrafo anterior, es una doctrina, que conforma lo que llaman “la línea de doctrina” de casi todas las hijas de la Iglesia de Roma (Ortodoxa, Anglicana, Luterana, Protestantes, Evangélicas, etc).
He intentado discernir en que se basa el Trinitarismo, y francamente, no encuentro en la Biblia un soporte o fundamento a esta doctrina; de tal modo, que sin ánimo de ofender a nadie, tengo que calificarlas como “doctrina de hombres”.
La Biblia nunca dice, que Dios sea una pluralidad de personas (esto es un invento). La Biblia, dice: ”para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo (Jesús Cristo), por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él” (1ª Corintios 8:6).
También dice (Shema): “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.” y Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.” (Deuteronomio 6:4 y Marcos 12:29)
La Biblia, también nos dice, que el único Dios fue manifestado en carne.
No entiendo cómo puede haber “cristianos”, que pongan en duda o discutan, que grande es el misterio de la Piedad: Dios fue manifestado en carne. El versículo comienza diciendo, que es “indiscutible” (que no se puede discutir, ni poner en duda). En el versículo anterior (3:15), el apóstol Pablo dice a Timoteo, que le escribe, para que sepa como debe conducirse en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.
Si las asambleas o iglesias de hoy, quieren ser la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad, deberían aceptar, que el único Dios verdadero, fue manifestado en carne (¡es indiscutible!) y abandonar doctrinas falsas, doctrinas de hombres.
La palabra “misterio” y desde un punto de vista bíblico, no significa, lo que secularmente mucha gente pueda entender. Significa, que es algo oculto o escondido para el mundo, pero totalmente revelado y entendido por la iglesia del Señor. Dios nos ha revelado los misterios (Daniel 2:28).
¡Y la Iglesia Católica-Romana crea uno, el Misterio de la Santísima Trinidad!
¿Quién ha inspirado y dirigido la elaboración de esta doctrina de la Trinidad?
Por el contrario, Dios nos ha revelado los misterios por el Espíritu (1ª Corintios 2:7-13).
Se llama misterio de la piedad (amor y misericordia), porque a través de este misterio Dios demostró su grandísimo amor y misericordia para con nosotros, para con la humanidad.
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Cabe hacerse las preguntas siguientes:
¿Por qué Dios fue manifestado en carne?
¿Cuál era su propósito?
En Romanos 5:12-21, entiendo, que se dan las respuestas oportunas a estas preguntas.
La Escritura, llama a Adán “hijo de Dios” (Lucas 3:38). Cuando Dios creó a Adán, lo creó, en un estado de inocencia y de pureza absoluta, lo creó a su imagen y conforme a su semejanza (Génesis 1:26-27). El Propósito de Dios, era que Adán, fructificara, que se multiplicara, llenando la tierra, sojuzgándola y enseñoreándose de todas las criaturas vivientes que se mueven sobre la tierra (Génesis 1:28). Sus descendientes y al igual que él, nacerían inocentes y de pureza absoluta, adorando y haciendo la voluntad de Dios y constituyéndose en hijos de Dios, tal y como Adán lo era. Los hombres manifestarían la naturaleza de Dios y llenando la tierra de su gloria y siendo Dios, "todo en todos".
Pero desafortunadamente, Adán pecó, y por el pecado, murió espiritualmente. Al morir espiritualmente, perdió el dominio y gobierno, el cual fue transferido a Satanás (Lucas 4:6). El hombre, fue engañado por el diablo, y por lo tanto, ha sido esclavizado y engañado por el enemigo de nuestras almas. Por esto, la Escritura afirma, que el mundo entero está bajo el poder del maligno (1ª Juan 5:19). Pero no fue únicamente esta desgracia la que aconteció, sino, que ocurrió algo muchísimos peor:
1. ¡El hombre se apartó de Dios para vivir en pecado!
2. ¡El pecado causó la división entre Dios y los hombres!
Para que el hombre pudiera volver a recuperar, la alta condición, que tuvo originalmente, se necesitaba de un hombre puro, que gozara de la misma condición de inocencia, pureza y santidad que tuvo el primer hombre. Se necesitaba de un ser humano, que acreditara la condición de ser hijo de Dios para empezar nuevamente. ¡El postrer Adán, fue “el Hijo de Dios”!
En la humanidad no había nadie que cumpliera con estos requisitos, por tanto, Dios puso en acción el Plan Divino, el Propósito Eterno (Efesios 3:11), que preparó antes de la fundación del mundo, un plan de salvación preparado para salvar a los hombres y reconciliarlos con Él.
¡Dios fue manifestado en carne!
¡Dios fue manifestado en Jesús Cristo hombre nuestro Señor!
El único modo de restaurar al hombre y todas las cosas, solo era posible a través del proceso de que Dios se manifestara en Jesús Cristo nuestro Señor.
Jesús, tenia que ser completamente un hombre sin pecado, y ser en forma de Dios al mismo tiempo; y esta es la doctrina de “Un solo Dios el Padre y la Deidad en Cristo”. Así, que no hay ningún "Hijo Eterno preexistente", tal y como enseña la doctrina imaginaria y extraña de la Trinidad; porque el único propósito para el Hijo de Dios, al igual que Adán, era gobernar a la humanidad bajo su dirección y actuar como rey bajo el poder de Dios.
En el Antiguo Testamento, hay una serie de citas, que nos muestran que el único Dios Verdadero, Padre Eterno, se manifestaría en carne para darnos salvación. Veamos algunas de ellas.
(Isaías 33:22) “Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.”
(Isaías 35:4) “Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.”
(Isaías 40:3-5) “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.”
¡Esto es lo que hizo Juan el Bautista!
(Isaías 40:9-11) “Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.”
(Miqueas 5:2) “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.”
¡Eterno solo es Jehová Dios, el cual fue manifestado en carne, en Jesús Cristo nuestro Señor!
(Hageo 2:6-7) “Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
(Isaías 9:6-7) “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”
El profeta Isaías asegura que nacería un niño, y que ese niño, será Dios Fuerte, será Padre Eterno manifestado en carne. Nuestro Dios y Padre se manifestaría en carne para salvar a la humanidad. Por esto, el apóstol Juan escribe acerca de Jesús:
(Traducción Griego-Español – Juan 1:9-10) “Es la luz verdadera, cual está iluminando a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo es, y el mundo a través de ella llegó a ser, y el mundo no la conoció.”
Solo Dios y en su esencia (la Palabra, el Logos, el Verbo), es la luz verdadera cual está iluminando a todo hombre; solo Dios, es aquel que creo el mundo por la Palabra; lástima, que no todos la conocieron. ¡Parece ser que hoy tampoco!
La manifestación de Dios en carne, fue por medio de Jesús, el cual fue un verdadero hombre y cuya condición/estado fue en forma de Dios.
Como he venido insistiendo, para que el hombre pudiera reestablecer su relación con Dios, se necesitaba de un ser humano, que reuniera la condición de ser hijo de Dios y esto fue lo que efectivamente ocurrió. La Biblia insiste una y otra vez, que a este ser humano que nació de María, se le llamó Hijo de Dios. Nunca podréis encontrar una enseñanza diferente con respecto al Hijo de Dios en las Sagradas Escrituras.
La Biblia, define al Hijo de Dios, como el Mesías, del linaje (sperma) de David según la carne. El Hijo de Dios bíblicamente hablando, es una alusión a la humanidad de Jesús que nació de mujer.
En efecto, Dios fue manifestado en carne, en una persona humana. Dios nunca dejó de ser Dios, pero sí fue manifestado en carne. Cuando Dios fue manifestado en carne, Él nunca dejó de ser lo que siempre fue, es decir, Él nunca dejó de ser el Dios Eterno, Padre Eterno, pero ahora venía a manifestarse, habitar, acampar, residir, vivir o morar en un verdadero hombre, en Jesús Cristo nuestro Señor.
Dios, no se convirtió en un hombre, pero si fue manifestado en carne, en un verdadero hombre. Por esto, Jesús Cristo y siendo humana su naturaleza; sin embargo, en su condición/estado es en forma de Dios.
(Filipenses 2:5-8) ”Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Ahora, el postrer Adán, el Hijo de Dios, apareció para recuperar lo que Satanás le había robado a Adán y para heredar las mismas promesas que Dios le dio a Adán, quien fuera el primer hombre que tuvo la condición de ser hijo de Dios. Este Mesías o Hijo de Dios, debía ser capaz de engendrar nuevos hijos de Dios (Hebreos 2:10, 2: 13), y debía ser el verdadero Rey sobre toda la humanidad (Juan 1: 49, 12:13) gobernando el mundo con justicia y estableciendo un reino de paz, a fin de que la gloria de Dios pudiera llenar nuevamente a la humanidad para que Dios fuera “todo en todos”.
Por cuanto todos los seres humanos hemos pecado, se requería de un sacrificio por nuestros pecados, pues sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados (Hebreos 9:22). Para que el postrer Adán, el Hijo de Dios, pudiera lograr el propósito original que fue dado al primer Adán, se requería que él pudiera vencer a Satanás, que él mismo le pudiera arrebatar a Satanás lo que Satanás le había robado a la humanidad, se necesitaba, que el Hijo de Dios pagara con su muerte, la muerte que nosotros merecíamos.
La muerte de su Hijo, significa, que quien murió en la cruz fue la humanidad de Jesús, que nació de mujer.
¡Dios no puede morir, porque tampoco nació, y porque Él es Eterno!
(Romanos 5:10) “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.”
Ahora, cuando Jesús murió, él murió sin haber cometido ni un solo pecado, y puesto que la muerte es la pena para el alma que pecare, de este modo, la muerte de Jesús fue ilegal. Por ello, él resucitó de entre los muertos, y estableció, que todos los que creyeran en su obra redentora, serían librados de la naturaleza caída de Adán.
No hay ningún Hijo Eterno preexistente, porque parte del Propósito, fue que el Hijo de Dios (el postrer Adán), manifestara y nos diera a conocer al Padre en esta Tierra. Dios, necesitó de un recipiente, para que su Espíritu pudiera entrar en la dimensión del mundo físico y darnos la Palabra.
(Efesios 4:13) “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.”
¡Que pena!, si aún y a estas alturas, todavía alguien persista en afirmar, que Dios el Padre, el Padre Eterno, no fue manifestado en carne en el Señor Jesús.
Y para concluir esta reflexión, permítanme, les exponga unos hermosos textos, que nos enseñan, que fue el mismo Dios y Padre Eterno (no otro) el que fue manifestado en carne, en Jesús Cristo nuestro Señor.
(1ª Juan 3:1-2) “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.”
Jesús fue quién nos dio a conocer al Padre por medio de la Palabra; tal es así, que el apóstol Juan y en Apocalipsis 19:13, escribe, que el Señor Jesús también es llamado: LA PALABRA DE DIOS.
El texto afirma, que el mundo no conoció al Padre, y eso concuerda perfectamente con lo escrito en:
(Griego-Español – Juan 1:10-12) “En el mundo es, y el mundo a través de ella llegó a ser, y el mundo no la conoció. A los suyos vino, y los suyos a ella no la recibieron. A todos los que la recibieron les dio poder de ser hechos hijos de Dios,”
¡Se está refiriendo a la Palabra, la Palabra que carne llegó a ser!
¿Por quién fue hecho el mundo? ---> Por nuestro Dios y Padre en su naturaleza (Espíritu Palabra) y sin ayuda de nadie.
¿Por qué dice la Biblia, que Dios estaba en el mundo? Porque estaba manifestado en carne, en Jesús Cristo hombre, con el único objetivo de proveer para nosotros una gran salvación; con el único objetivo de hacernos hijos suyos. Por esto, fue, que Jesús el Hijo de Dios pudo decir: “... el Padre que mora en mí, él hace las obras.” (Juan 14: 10)
Y el apóstol Pablo, pudo escribir: “que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” (2ª Corintios 5:19)
Y también dijo: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Colosenses 2:8-10)
¡Por favor y por su bien! ¡Crean lo que la Biblia afirma!
Crean, que el único Dios Verdadero, Padre Eterno, fue manifestado en carne, porque ello es indiscutible.
Deben conducirse así, en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad (1ª Timoteo 3:15).
¡Rechacen toda doctrina de hombres!
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Por el hermano: Francisco Clares Barranco-Granada/España.
domingo, 16 de septiembre de 2018
miércoles, 5 de septiembre de 2018
¿¿Tenemos un Altar, o Tenemos que Edificarlo??
Francisco Clares Barranco
¿TENEMOS UN ALTAR? o ¿TENEMOS QUE EDIFICARLO?
Altares, religiosidad y religión aprobada por Dios para el pueblo de Israel.
El nuevo pacto en la sangre de nuestro Señor Jesús Cristo (un altar de amor y misericordia en la cruz).
Iglesia Católica con sus altares: agua bendita, incienso, sagrario, eucaristía. Católicos que edifican un altar personal de mortificación y sacrificios: flagelos, azotes, penitencias, vigilias, ayunos, votos, promesas, etc.
El nuevo pacto en la sangre de nuestro Señor Jesús Cristo (un altar de amor y misericordia en la cruz).
Iglesia Católica con sus altares: agua bendita, incienso, sagrario, eucaristía. Católicos que edifican un altar personal de mortificación y sacrificios: flagelos, azotes, penitencias, vigilias, ayunos, votos, promesas, etc.
(Hebreos 13:9-15) “No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.
Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo.
Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento.
Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.”
(1ª Pedro 2:4-5) “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesús Cristo.”
1. Cristo está en la presencia de Dios por nosotros (Hebreos 9:24).
2. Intercede por nosotros para que alcancemos gracia y misericordia (Hebreos 4:16).
3. Nos introduce en la misma presencia de Dios (Hebreos 10:19-22).
4. Presenta a Dios nuestras alabanzas (Hebreos 13:15).
5. Nos asegura una salvación completa (Hebreos 7:25).
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Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo.
Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento.
Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.”
(1ª Pedro 2:4-5) “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesús Cristo.”
1. Cristo está en la presencia de Dios por nosotros (Hebreos 9:24).
2. Intercede por nosotros para que alcancemos gracia y misericordia (Hebreos 4:16).
3. Nos introduce en la misma presencia de Dios (Hebreos 10:19-22).
4. Presenta a Dios nuestras alabanzas (Hebreos 13:15).
5. Nos asegura una salvación completa (Hebreos 7:25).
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Provisión y los Ojos de la Fe
Francisco Clares Barranco
PREVISIÓN Y LOS OJOS DE LA FE
(Marcos 15:21) “Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz.”
(Romanos 16:13) “Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía.”
Simón de Cirene (Libia), probablemente de raza negra, fue el testigo más directo de los sufrimientos de Cristo. Nadie, pudo saber mejor que él, lo que nuestro Señor Jesús Cristo, sufrió camino del Calvario y en la Cruz. Todo lo que él vio y oyó, debió impactarle de tal manera, que por lo que conocemos, es seguro, que ya bajó de aquel lugar, creyendo en Cristo Jesús. Y no sólo creyó él, sino que por su testimonio, también creyeron, cuanto menos su hijo Rufo así como su esposa.
Estoy convencido, que Simón el que se llamaba Niger (significa negro), probablemente fue un negro africano en la congregación de Antioquía (Hechos 13:1), y repito, es bastante probable y diría que seguro, fue el mismo Simón que cargó la cruz de Jesús. También sabemos, que Pablo trabajó en Antioquía durante todo un año (Hechos 11:26), y es aquí, donde probablemente, recibió ayuda por parte de la madre de Rufo, que según parece, se caracterizaba por su espíritu maternal. Es decir, que fue como una madre para Pablo.
Por las razones que fueren, sabemos que Rufo y su madre, al igual que ocurrió con Priscila y Aquila, marcharon a Roma y es por ello que el apóstol Pablo les envía saludos en su carta a los Romanos.
Lo que me maravilla, es como nuestro Dios y Padre, movió los hilos de la historia, para que los soldados obligaran a Simón a cargar la cruz; por tener ya previsto, que sería Simón como testigo más directo, quien le explicase a Pablo, todo cuanto había acontecido en la crucifixión de su Amado Hijo, y además, con todo tipo de detalles.
Aunque el apóstol Pablo, no fue testigo de la crucifixión, tal fue el conocimiento que obtuvo por medio de Simón de Cirene, que a partir de ese momento, la cruz de Cristo, fue clave en su vida:
(Gálatas 2:20) “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Y para concluir este pensamiento, os transmitiré, cuál es el alimento espiritual, que extraigo de esto que os estoy compartiendo.
1. Dios nuestro Padre, tiene absolutamente previsto, todas las cosas que nos van ayudar a bien.
2. La diferencia tan grande que hay entre los ojos de la vista y los ojos de la fe. Pablo, no presenció la crucifixión de nuestro Señor, pero con los ojos de la fe, la vio de tal manera, que la cruz de Cristo, pasó a ser clave en su vida y en toda predicación.
De los once apóstoles tan sólo Juan presenció la crucifixión, pero el hecho de ser testigo visual, no produjo en él, lo que lo ojos de la fe produjeron en Pablo.
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(Romanos 16:13) “Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía.”
Simón de Cirene (Libia), probablemente de raza negra, fue el testigo más directo de los sufrimientos de Cristo. Nadie, pudo saber mejor que él, lo que nuestro Señor Jesús Cristo, sufrió camino del Calvario y en la Cruz. Todo lo que él vio y oyó, debió impactarle de tal manera, que por lo que conocemos, es seguro, que ya bajó de aquel lugar, creyendo en Cristo Jesús. Y no sólo creyó él, sino que por su testimonio, también creyeron, cuanto menos su hijo Rufo así como su esposa.
Estoy convencido, que Simón el que se llamaba Niger (significa negro), probablemente fue un negro africano en la congregación de Antioquía (Hechos 13:1), y repito, es bastante probable y diría que seguro, fue el mismo Simón que cargó la cruz de Jesús. También sabemos, que Pablo trabajó en Antioquía durante todo un año (Hechos 11:26), y es aquí, donde probablemente, recibió ayuda por parte de la madre de Rufo, que según parece, se caracterizaba por su espíritu maternal. Es decir, que fue como una madre para Pablo.
Por las razones que fueren, sabemos que Rufo y su madre, al igual que ocurrió con Priscila y Aquila, marcharon a Roma y es por ello que el apóstol Pablo les envía saludos en su carta a los Romanos.
Lo que me maravilla, es como nuestro Dios y Padre, movió los hilos de la historia, para que los soldados obligaran a Simón a cargar la cruz; por tener ya previsto, que sería Simón como testigo más directo, quien le explicase a Pablo, todo cuanto había acontecido en la crucifixión de su Amado Hijo, y además, con todo tipo de detalles.
Aunque el apóstol Pablo, no fue testigo de la crucifixión, tal fue el conocimiento que obtuvo por medio de Simón de Cirene, que a partir de ese momento, la cruz de Cristo, fue clave en su vida:
(Gálatas 2:20) “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Y para concluir este pensamiento, os transmitiré, cuál es el alimento espiritual, que extraigo de esto que os estoy compartiendo.
1. Dios nuestro Padre, tiene absolutamente previsto, todas las cosas que nos van ayudar a bien.
2. La diferencia tan grande que hay entre los ojos de la vista y los ojos de la fe. Pablo, no presenció la crucifixión de nuestro Señor, pero con los ojos de la fe, la vio de tal manera, que la cruz de Cristo, pasó a ser clave en su vida y en toda predicación.
De los once apóstoles tan sólo Juan presenció la crucifixión, pero el hecho de ser testigo visual, no produjo en él, lo que lo ojos de la fe produjeron en Pablo.
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PERDONAR LAS OFENSAS
Francisco Clares Barranco
PERDONAR LAS OFENSAS
(Mateo 6: 14-15) “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”
He oído en muchísimas ocasiones, la frase: “Perdono pero no olvido” Normalmente, estas personas del mundo, ponen el énfasis en la 2ª parte (“pero no olvido”), lo cual significa, que lo están diciendo, con soberbia, con orgullo desmedido, con rencor y hasta en un tono amenazante.
Es como decir:
¡En la primera ocasión que tenga, me las pagarás!
Luego esta frase es un eufemismo:
¡Realmente, no han perdonado, y tampoco tienen intención alguna de hacerlo!
No hace muchos días, un hermano, me sorprendió, haciéndome la pregunta siguiente: ¿cómo llevas el tema de perdonar? Confieso y repito, que me quedé sorprendido, me paré un instante y le respondí: Creo, que lo llevo bien, y gracias a Dios, me es muy fácil el perdonar y soy incapaz de guardar rencor. Pero a continuación, desafortunadamente, pronuncié la frase: “Perdono pero no olvido”. Como movido por un resorte, el hermano e inmediatamente, me recordó los versículos siguientes: “... nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.” y “ nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.” (Hebreos 8:12; 10:17)
Está claro, que el hermano, me estaba diciendo:
¡No! ¡No! ¡Tienes que perdonar y tienes que olvidar!
Evidentemente, el hermano, tiene absolutamente toda la razón, y yo, que soy una persona, que procura pensar las cosas, y que procura hablar siempre, desde la más pura ortodoxia bíblica, reconozco, que cometí el desafortunado error, de utilizar una frase del mundo, que no tiene cabida en la vida cristiana.
¡Siento mucho haber cometido este error!
Y máxime, cuando es una frase que nada tiene que ver conmigo, pues como dije anteriormente, me es fácil el perdonar y el olvidar.
La santidad y amor del Señor Jesús, es maravillosa, pues aún sufriendo tal contradicción de pecadores, que lo desnudaron, pegaron, azotaron, escupieron, insultaron, se burlaron, lo escarnecieron y finalmente lo crucificaron; el Señor Jesús no les respondió, declarando su inocencia o arremetiendo contra ellos, sino, que perdonó sus ofensas al instante. El Señor Jesús y en la cruz del Calvario, en santidad y amor, sin quejas ni amarguras, los miró dulcemente y dirigiéndose al Padre, dijo:
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
El Señor Jesús Cristo, que sabía, que habían pecado contra Dios, intercedió por ellos ante el Padre, y además, abogó por ellos, justificándolos por su ignorancia, por no saber lo que hacen.
¡Este es el ejemplo perfecto!
¡Nosotros, que somos sus discípulos, tenemos que actuar
y decidir, de modo semejante!
Si fuéramos injusta y gravemente ofendidos, debemos y sin necesidad de que previamente nos pidan perdón, ser proactivos, perdonando al instante, intercediendo ante Dios nuestro Padre por ellos, y buscando o casi abogando, tratando de justificarlos, pensando, que lo que han hecho o dicho, ha sido fruto del desconocimiento e ignorancia y que no ha habido maldad en ellos. Esta debe ser nuestra disposición, porque perdonar y olvidar no es un sentimiento, sino una decisión.
Si perdonamos de este modo, puede ser, que el hecho permanezca en nuestra memoria sin olvidarlo; pero lo que sí nos será muy fácil, es olvidar las ofensas; de tal modo, que muy pronto olvidaremos, no recordando casi nada o nada, de las cosas que nos hicieron o dijeron.
¿Y por qué? Porque: “Son cosas pasadas, de las cuáles no debemos acordarnos; y son cosas antiguas, las cuáles, no debemos traer a la memoria” (Isaías 43:18)
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He oído en muchísimas ocasiones, la frase: “Perdono pero no olvido” Normalmente, estas personas del mundo, ponen el énfasis en la 2ª parte (“pero no olvido”), lo cual significa, que lo están diciendo, con soberbia, con orgullo desmedido, con rencor y hasta en un tono amenazante.
Es como decir:
¡En la primera ocasión que tenga, me las pagarás!
Luego esta frase es un eufemismo:
¡Realmente, no han perdonado, y tampoco tienen intención alguna de hacerlo!
No hace muchos días, un hermano, me sorprendió, haciéndome la pregunta siguiente: ¿cómo llevas el tema de perdonar? Confieso y repito, que me quedé sorprendido, me paré un instante y le respondí: Creo, que lo llevo bien, y gracias a Dios, me es muy fácil el perdonar y soy incapaz de guardar rencor. Pero a continuación, desafortunadamente, pronuncié la frase: “Perdono pero no olvido”. Como movido por un resorte, el hermano e inmediatamente, me recordó los versículos siguientes: “... nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.” y “ nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.” (Hebreos 8:12; 10:17)
Está claro, que el hermano, me estaba diciendo:
¡No! ¡No! ¡Tienes que perdonar y tienes que olvidar!
Evidentemente, el hermano, tiene absolutamente toda la razón, y yo, que soy una persona, que procura pensar las cosas, y que procura hablar siempre, desde la más pura ortodoxia bíblica, reconozco, que cometí el desafortunado error, de utilizar una frase del mundo, que no tiene cabida en la vida cristiana.
¡Siento mucho haber cometido este error!
Y máxime, cuando es una frase que nada tiene que ver conmigo, pues como dije anteriormente, me es fácil el perdonar y el olvidar.
La santidad y amor del Señor Jesús, es maravillosa, pues aún sufriendo tal contradicción de pecadores, que lo desnudaron, pegaron, azotaron, escupieron, insultaron, se burlaron, lo escarnecieron y finalmente lo crucificaron; el Señor Jesús no les respondió, declarando su inocencia o arremetiendo contra ellos, sino, que perdonó sus ofensas al instante. El Señor Jesús y en la cruz del Calvario, en santidad y amor, sin quejas ni amarguras, los miró dulcemente y dirigiéndose al Padre, dijo:
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
El Señor Jesús Cristo, que sabía, que habían pecado contra Dios, intercedió por ellos ante el Padre, y además, abogó por ellos, justificándolos por su ignorancia, por no saber lo que hacen.
¡Este es el ejemplo perfecto!
¡Nosotros, que somos sus discípulos, tenemos que actuar
y decidir, de modo semejante!
Si fuéramos injusta y gravemente ofendidos, debemos y sin necesidad de que previamente nos pidan perdón, ser proactivos, perdonando al instante, intercediendo ante Dios nuestro Padre por ellos, y buscando o casi abogando, tratando de justificarlos, pensando, que lo que han hecho o dicho, ha sido fruto del desconocimiento e ignorancia y que no ha habido maldad en ellos. Esta debe ser nuestra disposición, porque perdonar y olvidar no es un sentimiento, sino una decisión.
Si perdonamos de este modo, puede ser, que el hecho permanezca en nuestra memoria sin olvidarlo; pero lo que sí nos será muy fácil, es olvidar las ofensas; de tal modo, que muy pronto olvidaremos, no recordando casi nada o nada, de las cosas que nos hicieron o dijeron.
¿Y por qué? Porque: “Son cosas pasadas, de las cuáles no debemos acordarnos; y son cosas antiguas, las cuáles, no debemos traer a la memoria” (Isaías 43:18)
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martes, 4 de septiembre de 2018
UNA REFLEXIÓN BIBLICA
LA GLORIA QUE JESÚS NOS HA DADO
(Juan 17:22) "La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno."
Señalar, que la gloria referida en este versículo, es la gloria, que Jesús recibió del Padre, mientras estuvo en la tierra y que dio a sus discípulos. Por extensión, entendemos, que también nosotros, que somo sus discípulos, hemos recibido esta gloria.
Si alguien nos preguntara:
¿Cuál es la gloria que Jesús os ha dado?
¿En qué consiste la gloria que habéis recibido?
¿Qué responderíamos a esta pregunta?
¿Cuál sería nuestra respuesta?
¡Pensarlo! Espero y deseo, que todos cuantos estamos aquí, reunidos en el nombre del Señor Jesús, podamos responder a estas preguntas, de un modo claro, contundente y sin ningún tipo de dudas.
La motivación, por la cual el Señor Jesús nos ha dado su gloria, es su inmenso amor por nosotros, queriéndonos dar todo cuanto él posee; pero, ¡no olvidemos!, de que el darnos su gloria, es conforme a un objetivo o propósito, es decir, para que seamos uno, así como él y el Padre son uno.
¿Somos nosotros, uno?
¿Somos nosotros, de un mismo ánimo y un mismo sentir?
¡Que cada cual y así mismo, de respuesta, a estas preguntas!
La mayor o menor gloria de un ser humano, la podemos determinar, en función de lo que ha sido y es, de lo que ha dicho y dice y de lo que ha hecho y hace.
Gloria.- Podríamos definirla, como: “fama”, “honor”, “esplendor”, “buena reputación”, etc.
Fíjense, lo que los discípulos dijeron, en cuanto a lo que creían que era Jesús: “Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” (Juan 6:69). Respecto, de cuanto él les dijo: "se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas." (Marcos 1:22); "de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?" (Mateo 13:54). Y respecto, de lo que él hizo: "se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó." (Mateo 4:24); y "... su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades." (Lucas 5:15)
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Jesús dijo, que él nos había dado, lo siguiente:
1. Saber los misterios del reino de los cielos (Mateo 13:11)
2. Conocer al Padre (Juan 1: 18)
3. Ejemplo (Juan 13: 15)
4. Conocer todas las cosas que oyó del Padre (Juan 15: 15)
5. Las palabras que recibió del Padre (Juan 17: 8 y 14)
6. Conocer el nombre de Dios - Padre (Juan 17: 26)
La Palabra de Dios, inspirada por Él, también dice:
(Griego a Español - Juan 1:14) "Y la Palabra carne llegó a ser, y habitó en nosotros, y vimos la gloria de ella misma, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad."
En las bodas de Caná "..manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él." (Juan 2:11)
(Hebreos 1:3) "el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,"
Cuando Jesús nuestro Señor, oró por sus discípulos y pronunció estas palabras, el misterio de Cristo y la Iglesia, todavía, estaba escondido y oculto. Y os digo esto, porque la iglesia, el Templo de Dios, el cuerpo de Cristo, la amada del Señor, además de esta gloria que Jesús dio a sus discípulos cuando estuvo en la tierra, hemos recibido, por medio de nuestro Señor Jesús Cristo crucificado y glorificado, tal cantidad de riquezas de la gloria y de la gracia de Dios, que no llegaremos nunca y mientras estemos aquí en la tierra, a comprender y a valorar en su justa medida.
¡Gloria a Dios, por Jesús Cristo nuestro Señor!
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Señalar, que la gloria referida en este versículo, es la gloria, que Jesús recibió del Padre, mientras estuvo en la tierra y que dio a sus discípulos. Por extensión, entendemos, que también nosotros, que somo sus discípulos, hemos recibido esta gloria.
Si alguien nos preguntara:
¿Cuál es la gloria que Jesús os ha dado?
¿En qué consiste la gloria que habéis recibido?
¿Qué responderíamos a esta pregunta?
¿Cuál sería nuestra respuesta?
¡Pensarlo! Espero y deseo, que todos cuantos estamos aquí, reunidos en el nombre del Señor Jesús, podamos responder a estas preguntas, de un modo claro, contundente y sin ningún tipo de dudas.
La motivación, por la cual el Señor Jesús nos ha dado su gloria, es su inmenso amor por nosotros, queriéndonos dar todo cuanto él posee; pero, ¡no olvidemos!, de que el darnos su gloria, es conforme a un objetivo o propósito, es decir, para que seamos uno, así como él y el Padre son uno.
¿Somos nosotros, uno?
¿Somos nosotros, de un mismo ánimo y un mismo sentir?
¡Que cada cual y así mismo, de respuesta, a estas preguntas!
La mayor o menor gloria de un ser humano, la podemos determinar, en función de lo que ha sido y es, de lo que ha dicho y dice y de lo que ha hecho y hace.
Gloria.- Podríamos definirla, como: “fama”, “honor”, “esplendor”, “buena reputación”, etc.
Fíjense, lo que los discípulos dijeron, en cuanto a lo que creían que era Jesús: “Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” (Juan 6:69). Respecto, de cuanto él les dijo: "se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas." (Marcos 1:22); "de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?" (Mateo 13:54). Y respecto, de lo que él hizo: "se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó." (Mateo 4:24); y "... su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades." (Lucas 5:15)
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Jesús dijo, que él nos había dado, lo siguiente:
1. Saber los misterios del reino de los cielos (Mateo 13:11)
2. Conocer al Padre (Juan 1: 18)
3. Ejemplo (Juan 13: 15)
4. Conocer todas las cosas que oyó del Padre (Juan 15: 15)
5. Las palabras que recibió del Padre (Juan 17: 8 y 14)
6. Conocer el nombre de Dios - Padre (Juan 17: 26)
La Palabra de Dios, inspirada por Él, también dice:
(Griego a Español - Juan 1:14) "Y la Palabra carne llegó a ser, y habitó en nosotros, y vimos la gloria de ella misma, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad."
En las bodas de Caná "..manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él." (Juan 2:11)
(Hebreos 1:3) "el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,"
Cuando Jesús nuestro Señor, oró por sus discípulos y pronunció estas palabras, el misterio de Cristo y la Iglesia, todavía, estaba escondido y oculto. Y os digo esto, porque la iglesia, el Templo de Dios, el cuerpo de Cristo, la amada del Señor, además de esta gloria que Jesús dio a sus discípulos cuando estuvo en la tierra, hemos recibido, por medio de nuestro Señor Jesús Cristo crucificado y glorificado, tal cantidad de riquezas de la gloria y de la gracia de Dios, que no llegaremos nunca y mientras estemos aquí en la tierra, a comprender y a valorar en su justa medida.
¡Gloria a Dios, por Jesús Cristo nuestro Señor!
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ENSEÑANZAS BÍBLICAS
LA PALABRA DE DIOS
La palabra de Dios, debe ir siempre acompañada de fe (confianza, convicción, certeza), o como dicen los textos y manuscritos antiguos, mezclada con fe. Y es por esto, que nosotros, los que hemos creído, hemos entrado al reposo de Dios, al descanso de nuestras almas, por medio de Jesús Cristo nuestro Señor; y también, a la promesa de una herencia celestial. Tenemos un lugar, tenemos una morada en la casa del Padre, la cual nos ha preparado nuestro Señor Jesús Cristo.
La palabra de Dios, tiene poder en sí misma; tal es así, que la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra. Recordad, que nosotros, y en su día, recibimos el don de Dios (la salvación), por medio de la fe, porque oímos la palabra de Dios y creímos en Jesús Cristo.
¿Cómo creéis, mis hermanos, que Dios nos habla?
¡Sé, que lo sabéis!
Sabéis, que Dios nos habla, por medio del Espíritu Santo, pero a través de la Palabra. La palabra de Dios, tiene vida, y es multiforme en su gloria y gracia. La palabra de Dios, habla al corazón de todos aquellos que con fe se acercan a ella.
Fíjense, cuál es la multiforme gracia de la palabra de Dios. La palabra de Dios: crea, es escudo, justicia, recta, verdad, potestad, buena, permanente, se siembra, limpia, se cree, crece, se multiplica, se difunde, se anuncia, prevalece, tiene poder, sobreedifica, de promesa, de fe, purifica, es vida, es viva, eficaz, cortante, penetra, discierne, exhorta, antorcha, lumbrera, etc, etc, etc.
Dijo el Señor Jesús Cristo: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4). Y nosotros, mis hermanos, somos bienaventurados, somos afortunados y felices, cuando oímos lo que Dios nos dice a través de Su Palabra y la guardamos (Lucas 11:28).
Dijo Jesús: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Juan 6:63). Y posteriormente y en este contexto, le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna (Juan 6: 68).
El Señor Jesús Cristo, tiene palabras de vida eterna; y nosotros, permaneceremos en ella, porque verdaderamente somos sus discípulos (Juan 8:31).
Por tanto, que la palabra de Cristo more en abundancia en nosotros, enseñándonos y exhortándonos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en nuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales (Colosenses 3: 16).
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La palabra de Dios, tiene poder en sí misma; tal es así, que la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra. Recordad, que nosotros, y en su día, recibimos el don de Dios (la salvación), por medio de la fe, porque oímos la palabra de Dios y creímos en Jesús Cristo.
¿Cómo creéis, mis hermanos, que Dios nos habla?
¡Sé, que lo sabéis!
Sabéis, que Dios nos habla, por medio del Espíritu Santo, pero a través de la Palabra. La palabra de Dios, tiene vida, y es multiforme en su gloria y gracia. La palabra de Dios, habla al corazón de todos aquellos que con fe se acercan a ella.
Fíjense, cuál es la multiforme gracia de la palabra de Dios. La palabra de Dios: crea, es escudo, justicia, recta, verdad, potestad, buena, permanente, se siembra, limpia, se cree, crece, se multiplica, se difunde, se anuncia, prevalece, tiene poder, sobreedifica, de promesa, de fe, purifica, es vida, es viva, eficaz, cortante, penetra, discierne, exhorta, antorcha, lumbrera, etc, etc, etc.
Dijo el Señor Jesús Cristo: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios (Mateo 4:4). Y nosotros, mis hermanos, somos bienaventurados, somos afortunados y felices, cuando oímos lo que Dios nos dice a través de Su Palabra y la guardamos (Lucas 11:28).
Dijo Jesús: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Juan 6:63). Y posteriormente y en este contexto, le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna (Juan 6: 68).
El Señor Jesús Cristo, tiene palabras de vida eterna; y nosotros, permaneceremos en ella, porque verdaderamente somos sus discípulos (Juan 8:31).
Por tanto, que la palabra de Cristo more en abundancia en nosotros, enseñándonos y exhortándonos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en nuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales (Colosenses 3: 16).
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